miércoles, 9 de septiembre de 2009

Apología de Sócrates

Hay dos discípulos de Sócrates (470 a. C- 399 a.C) que comentan su Apología, uno es Platón (427 a.C-347 a.C) y el otro Jenofonte (431 a. C-354 a.C). Para Karl Popper la obra de Platón es la obra filosófica que más le gusta de todas las escritas. Y le gusta porque habla de un ser humano, modesto y valiente a la vez, que consciente de sus limitaciones, y no sabio, pero sí crítico con la jerga altisonante y amigo de sus congéneres además de buen ciudadano. Este diálogo es la defensa de Sócrates, acusado de menospreciar a los dioses de su patria y de corromper a la juventud. Fueron dos las causas de la acusación, la de considerar a Sócrates un sofista, y de ser partícipe de la educación de Alcibíades y Critias, personajes destacados en la derrota de Atenas y de la tiranía de los Treinta. Sócrates defiende su dignidad frenta a las acusaciones de Ánito, Meleto y Licón, sinceramente su disposición es mantenerse fiel a sus principios de siempre, a los que enseñó y a los que sus actos siguieron; y forzó al no querer que sus discípulos pagaran la multa ni el destierro, su muerte. Me gusta su explicación de su sabiduría:
"(...) pensaba para mis adentros que yo era más sabio que este hombre. Y es que, en realidad, corremos el riesgo de no saber nada bello y bueno ninguno de nosotros, pero ése, en verdad, cree saber algo sin saberlo, mientras que yo, como en efecto no lo sé, ni siquiera creo saberlo. (...) parece que yo, al menos, soy más sabio que ése, porque lo que no sé, ni siquiera creo saberlo".
En definitiva Sócrates piensa que el más sabio es el que se da cuenta de lo poco que sabe realmente, y no aquel, que sin humildad por saber algo, cree saberlo todo.
[Jenofonte, Recuerdos de Sócrates, Barcelona, Edicomunicación, 1986, págs. 241-253; Platón, Apología de Sócrates. Critón. Fedón, María Luz Prieto (ed.), Madrid, Akal, 2005, págs. 33-78, (cit., pág. 43); Karl Popper, En busca de un mundo mejor, Barcelona, Paidós, 1994, pág. 225].