domingo, 31 de octubre de 2010

Petrarca y Homero


Durante el Renacimiento los eruditos y artistas se preocuparon por el mantenimiento y la protección del ideario de la Antigüedad y de los mitos transmitidos. Petrarca ordenó la primera traducción de Homero al latín, que Leoncio Pilatos se encargó de realizar en 1396. Mientras que fue en Florencia en 1488 donde se realizó la primera impresión de los textos homéricos, que fueron publicados por Demetrios Chalkondyles. De este modo se conjuró para siempre el peligro de olvidar las raíces occidentales, la cultura propia. Antes, en 1470 se había traducido al latín el libro de Estrabón, Geografía, y provocó una confusión con respecto a Troya. El mundo erudito creía que la fortaleza de Príamo era una utopía, y en consecuencia era vana su búsqueda, y se discutió sin ningún resultado sobre la localización geográfico de la mítica fortaleza.
[Véase, Michael Siebler, La guerra de Troya. Mito y realidad, Barcelona, Ariel, 2005, págs. 50-51].

La Esfinge para Borges.

"La Esfinge de los monumentos egipcios (llamada "Andro-esfinge" por Herodoto, para distinguirla de la griega) es un león echado en la tierra y con cabeza de hombre; representaba, se conjetura, la autoridad del rey y custodiaba los sepulcros y los templos. Otras, en las avenidas de Karnak, tienen cabeza de carnero, el animal sagrado de Amón. Esfinges barbadas y coronadas hay en los monumentos de Asiria y la imagen es habitual en las gemas persas. Plinio, en su catálogo de animales etiópicos, incluye las Enfinges, de las que no precisa otro rasgo que "el pelaje pardo rojizo y los pechos iguales".
La Esfinge griega tiene cabeza y pechos de mujer, alas de pájaro, y cuerpo y pies de león. Otros atribuyen cuerpo de peroo y cola de serpiente. Se refiere que asolaba el país de Tebas, proponiendo enigmas a los hombres (pues tenía voz humana) y devorando a quienes no sabían resolverlos. A Edipo, hijo de Yocasta, le preguntó:
"¿Qué ser tiene cuatro pies, dos pies o tres pies, y cuántos más tiene es más débil?"
[Así es, parece, la versión más antigua. Los años te agregaron la metáfora que hace de la vida del hombre un solo día].
Edipo contestó que era el hombre, que de niño se arrastra a cuatro pies, cuando es mayor anda a dos y a la vejez se apoya en un báculo. La Esfinge, descifrando el enigma, se precipitó desde lo alto de su montaña.
De Quincey, hacia 1849, sugirió una segunda interpretación, que puede completar la tradicional. El sujeto del enigma, según De Quincey, es menos el hombre genérico que el individuo Edipo desvalido y huérfano en su mañana, solo en la edad viril y apoyado en Antígona en la desesperada y ciega vejez.
Ahora se formula de ésta manera: ¿Cuál es el animal que anda en cuatro pies a la mañana, en dos al mediodía y en tres a la tarde?
La misma fábula se encuentra en el Libro de Las Mil y Una Noches, en la leyenda de San Brandán y en el Paraíso perdido de Milton, que nos muestra a la ballena durmiendo "en la espuma noruega".
[Jorge Luis Borges, El libro de los seres imaginarios, Madrid, Alianza Editorial, 1998].